DOS MAESTROS VISONARIOS:
Ing. Luis Puebla
y Cuadra
Padre
del Normalismo Tamaulipeco
Nació en Cocoyoc, Morelos en 1860 y falleció el 18 de enero de 1929 en Playa Vicente, Veracruz
Presentó gran predilección por las ciencias matemáticas. Al terminar la
primaria, sus maestros lo enviaron a la Escuela de Agricultura de la Capital de la República, donde se
graduó de Ingeniero Agrónomo y Topógrafo.
1888 Instituto Científico y Literario del Estado
Recomendado por el General Manuel del
Refugio González Flores, llegó a Tamaulipas en 1866 para hacer su servicio
social. Estableciéndose en la antigua Hacienda de Dolores, Mpio. de Padilla.
Trabajó como Agrónomo y Maestro de la escuela primaria. Por los excelentes
resultados obtenidos en su ejercicio educativo, fue llamado por las autoridades
a Ciudad Victoria, donde fundó en 1888 el
Instituto Científico y Literario del Estado, hoy Normal Federalizada de
Tamaulipas.
1995 Hemiciclo y Busto del Ing. Luis Puebla y Cuadra
El Maestro Luis Puebla y Cuadra sin
ser tamaulipeco, vino a la región central del Estado a realizar reformas en la
educación sistemática y fundar una gran institución educativa con más de 120
años de vida pedagógica, ha contribuido a formar eficientes profesionales de la
educación. Siendo un ejemplo para la
juventud, porque demuestra que los valores humanos y culturales no tienen lugar,
ni tiempo determinado, se pueda realizar y luchar por ellos en cualquier parte ya que obedecen a fines
nobles y altruistas.
1985 Artístico frontón de la Casa del Arte
La Junta de Instrucción Pública de
la Villa de Padilla, Tam., considerando eficiente la labor instructiva del
Ingeniero, lo designó Director de la escuela primaria, la cual organizó de
acuerdo con los nuevos programas y métodos de estudio de la época de la Reforma
Liberal. Era un hombre de recia personalidad, solo rendía homenaje a la ciencia
y la virtud.
Comprobando el Gobernador del Estado
Don Alejandro Prieto Quintero, el buen aprendizaje de los niños debido a la
eficiente preparación científica y pedagógica de Luis Puebla y Cuadra, lo
invitó para que se integrara a la comisión para la creación de una institución
de educación superior en Cd. Victoria.
Aprobado el estudio respectivo, el Gobernador
con fecha 10 de septiembre de 1888,
autorizó el funcionamiento del Instituto Científico y Literario con carácter particular, pero contando con la ayuda económica del Gobierno Estatal,
designándolo Director de la Institución.
El Director de la Escuela
Preparatoria de México le envió una carta con cálidos elogios. Juzgándolo capaz
de figurar con honra en el Grupo de Profesores Más Distinguidos de la Capital.
Esto nos hacen opinar que el Ingeniero Luis Puebla y Cuadra, se le debe considerar
como un Maestro de Vocación.
Lo demuestra en el amor, que tuvo
para elevar la cultura de los niños y jóvenes de la Hacienda de Dolores,
sintiéndose preocupado al verlos sin esperanzas
de aprovechar sus capacidades intelectuales, debido a la falta de
instituciones de educación elemental y superior, que por su intervención se
fundaron más tarde.
Estimó que la esencia de la
educación es “Hacer participar progresivamente al educador en el mundo de los
valores o bienes culturales, practicando la VERDAD, LA BONDAD, LA JUSTICIA”,
porque la existencia es digna de ser
vivida cuando se orienta en el mundo de la DIGNIDAD HUMANA.
Se propone formar “HOMBRES SUPERIORES, CAPACES DE CONOCER LA
VERDAD EN TODAS SUS FORMAS, CAPACES DE AMAR LO BELLO EN TODAS SUS
MANIFESTACIONES, CAPACES DE PRACTICAR EN TODAS LAS DETERMINACIONES DE LA
CONCIENCIA ILUSTRADA”.
Tacto técnico pedagógico en lo referente al aprendizaje decía: “se deben preferir los método
educativos porque desarrollan la potencia productiva, despiertan el espíritu de
investigación y convierten en hábito la observación, el análisis, la deducción
e inducción, por el método puramente educativo la enseñanza es lenta, pero los
resultados son valiosos”.
Puebla y Cuadra, afirmaba: “El maestro necesita dominar la materia que
enseña, estudiar amplia y profundamente la ciencia de la educación, la psicología
y la ciencia del niño”.
Sus restos reposan en el Hemiciclo a
su memoria en la Centenaria B.E.N.F.T., desde 1989.
PROFR. RIGOBERTO CASTILLO MIRELES
Un
Hombre, un Ejemplo, Un Paradigma….
“La
Escuela es Templo de la Democracia y
Monumento
a la Justicia Social”
La
virtud de los hombres se magnifica al apropiarse de la cultura, para
diseminarla, acrecentando la superación de las juventudes, que con el tiempo,
la sembraron en las nuevas generaciones; La tarea del Maestro Rigoberto
Castillo Mireles principia en Saltillo, Coah; Al nacer el 25 de junio de 1915,
en donde realiza sus primeros estudios, su destino era trascender por voluntad
propia y su persistente idea de abrevar cultura.
1970 Rigoberto Castillo Mireles y Sra.
La Benemérita y Poscentenaria Escuela Normal
de Coahuila, empluma sus alas para recorrer gran parte de la Patria, buscando
tierra fértil donde podría brindar sus tempranas experiencias educativas, para
cristalizar sus ilusiones.
Tamatán en 1947, es el asiento propicio para
cimentar y edificar a base de tesón, disciplina, ejemplo y profesionalismo del
Maestro Castillo Mireles.
Hay
quien solo son ramas, solo hojas, o flores de un solo día, a veces solo frutos,
pero quien recuerda sus raíces es un árbol completo, por eso se llama un hombre
cabal y al hablar de hombres cabales, asociamos al Maestro completo, resaltando
la egregia figura de Rigoberto Castillo Mireles.
“La ley suprema de la
educación es el respeto a la personalidad de quien educa, la educación es el
arte filosófico por excelencia”.
Antonio Casso.
La
calidad total se alcanza cuando se tienen valores de los que se derivan objetos
y metas elevadas, Cuando se actúa en esas direcciones teniéndose tenacidad y
constancia se logran metas. Cuando se piensa y se vive así, las personas
ordinarias pueden hacer cosas extraordinarias.
1968 Profr. Rigoberto Castillo Mireles y su familia
El
maestro da enseñanza, que al paso del tiempo se convierte en sabiduría:
“Dormí
y soñé que la vida era alegría, desperté y vi, que la vida era servicio, serví
y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría”.
La
tarea del maestro es una misión delicada, difícil, que requiere equilibrio,
armonía, responsabilidad, por tener en sus manos, una cera frágil, maleable, la
inmensa oportunidad de forjar: niños, jóvenes y adultos comprometidos consigo
mismo y con su patria.
La
unidad y fraternidad de los exalumnos de las Escuelas Normales Rurales,
enraizadas en lo valores y en la historia que nos identifican y nos cobija, han
permitido realizar grandes hazañas, construir grandes obras y cristalizar
muchos sueños; Recuerdo hoy al Maestro Castillo Mireles, quien después de su
larga y fructífera trayectoria
profesional al servicio de la patria, no descansa de su quehacer educativo y
proyectar con visión futurista y prospectiva, dotar al Noreste de la Patria, de
una institución, forjadora de docentes con
Licenciaturas y Maestrías, logrando sus propósitos en Septiembre de 1969 al
fundar la Escuela Normal Superior de Tamaulipas y la Escuela de Postgrado; Es
decir su 2ª. Carrera profesional, después de su jubilación, digno de mencionar,
abriendo una nueva posibilidad de mejorar la calidad de la educación.
1942 Plaza, fuente y las hermosas palmeras símbolo de la escuela
El
maestro verdadero es sembrador de eternidad, es la encarnación del impulso
vital de todos los tiempos, porque cuando decimos libertador, liberal y
maestro, son sinónimos; Por eso los pueblos libres y soberanos veneran a sus
maestros, líderes sociales natos de la democracia; Guías de la juventud que no
es una verdadera profesión, sino una breve etapa, que sin maestros, su rumbo
sería incierto y desalentador, he ahí la vital importancia de la necesidad del
maestro que alimenta y fortalezca su espíritu.
Justo
es rememorar que la vida de Rigoberto Castillo Mireles no se podría interpretar
sin la presencia de la estimada Maestra Elia Gutiérrez Basulto con quien
contrae su enlace matrimonial, esposa, maestra, madre de familia, quienes
forman una ejemplar cadena de valores en sus hijos y nietos, todos brillantes
profesionales; Ambos eligen a Ciudad Victoria, para asentar su amable hogar,
por lo que compartieron los sabores del triunfo y los sinsabores de la derrota,
los éxitos y los fracasos que forjaron su recio carácter, por lo cual, han sido
indiscutibles merecedores de innumerables galardones y reconocimientos.
Estatua del Maestro Don Rigoberto Castillo Mireles, en la plaza cívica de la antigua escuela de Tamatán
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